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domingo, 4 de octubre de 2015

La vida en el camino de un peregrino, "Tranquilo" !!




Esta entrada la escribo casi un mes después de volver de mi ultimo camino que me llevo recorrerlo 65 días y 1620 km, echando la vista la atrás y recordando momentos vividos como si los hubiera vivido ayer mismo y otros como si me hubieran pasado hace cinco minutos, nos metemos en materia.

Cada día era diferente, aunque muchas de las cosas las hacia día tras día y era como una especie de rutina pero el despertarme, vestirme, ponerme mis botas, preparar mi mochila y empezar a caminar era diferente cada momento al del día anterior.

Había jornadas que me despertaba  de madrugada y otras veces era el ultimo en salir del albergue, aunque después de tantos días caminando, me hice una persona tranquila y siempre optaba por lo mismo, levantarme cuando empezaba el barullo típico de un albergue y cuando ya salían todos, entonces volvía a mi cama y ya sobre las 8:00 AM me despertaba y ya tranquilamente preparaba mis cosas, me preparaba yo mismo, desayunaba y empezaba a caminar.

Al hacerme tan tranquilo pocos días volvía a coincidir caminando con las personas que dormía en el albergue y siempre coincidía con las personas que venían de las poblaciones de atrás y cuando me preguntaban de donde había salido o a que hora había salido y a donde me dirigía se asombraban por mi tardanza en empezar a caminar pero esto me dio la posibilidad de conocer muchas personas a lo largo de mi camino.



Durante mis jornadas de camino, había momentos que caminaba de mañana y otros que caminaba por la tarde y esto lo que me valía, era para poder sentarme debajo de un árbol, de una piedra, el poder dormir una siesta mientras mas apretaba el calor, el encontrar la belleza del camino cuando se camina por la tarde y el único ruido que escuchaba era el del viento, el de un pájaro o el de mis propias pisadas sobre el camino o simplemente el poder sentarme y poder hablar con las personas de los pueblos pequeños por los que iba pasando y por este mismo motivo intentaba huir y pasar rápido las grandes ciudades del camino ya que su bullicio y sus gentes que parecían todos robots con la mirada perdida alteraban mi tranquilidad, prefería compartir historias con un hombre de 70 años o el entablar una conversación con una señora de 75 años mientras nuestro camino coincidía hasta que ella llegaba a su casa y nos despedíamos.




Pero al hacerme una persona tranquila en el camino, me daba igual llegar a las 01:00 PM, 5:00 PM, 6:00 PM o a las 8:00 PM,  no tenia preocupación ni planes predeterminados de donde iba a llegar o donde iba a dormir por este motivo otra de las preocupaciones típicas del camino, como una "cama" empezaron a darme igual, era curioso que la gente que llevábamos mucho tiempo caminando cuando llegábamos a un albergue, no pedíamos una cama para dormir, sino que pedíamos un "sitio" para dormir.
Al mismo tiempo esto me hacia el poder sentarme en un bar o en un banco y comer algo con tranquilidad, el poder encender un cigarro, el desabrocharme las botas y poder liberar y sentir el aire y el fresco en mis pies, o el poder refrescarlos en cualquier riachuelo o canal que iba encontrando sin pensar tengo que comer y seguir caminando y el poder hacerlo varias veces a lo largo del día!!!

Esta tranquilidad que tenia en mi interior y en mi pensamiento hizo que durante 50 días mi teléfono móvil no lo usara, "tengo que dar gracias que se rompió" y mira que tuve posibilidades de arreglarlo pero sabia que esto haría disminuir mi tranquilidad y era algo a lo que no estaba dispuesto a renunciar, esto me hizo recuperar algo que tenemos casi perdido, el poder escribir unas postales a mis familiares o el simple hecho de poder entablar mas profundamente conversaciones en el albergue con aquellos peregrinos que no estaban enganchados a su teléfonos móviles o tablet´s (que alguno había).

Mis llegadas al albergue solían ser parecidas, llegar y dejar mi mochila a la entrada y empezar a entablar una conversación con el hospitalero/a de turno mas tarde ya optaba por darme una ducha y entonces empezar a limpiar la ropa que tenia sucia, intentaba escurrir la ropa lo máximo posible ya que muchos días apenas quedaba sol para que mi ropa pudiera secarse para el día siguiente, proseguía mi charla con el/la los/las hospitalero/a/os/as entonces después de todo esto ya quedaba lo ultimo importante del día, que era el comer, estas comidas solían ser para mi las comidas fuertes del día ya que a lo largo del día no me preocupaba mucho el tener un horario para comer.

Y esto era algo que no cambio nunca el llegar al albergue o el irme a dormir el ultimo o de los últimos, mientras el 95% de los peregrinos ya estaban durmiendo, siempre estaba con mi pequeña linterna encima para no despertar a la gente que ya dormía, aunque ellos muchas veces no respetaban estas cosas cuando se despertaban al día siguiente. Nunca entenderé como pueden disfrutar del camino siendo de noche y teniendo que ir con una linterna o un frontal para poder seguir las señales y no perderse puedo entenderlo que lo puedes hacer un día, dos días, incluso 3 o 4 pero no tenerlo como algo normal y una costumbre......pero bueno es su forma de caminar y hay que respetarla.

Al fin y al cabo cada persona hace su camino, todos serán igual de validos pero seguramente no todos serán tan tranquilos como estos 65 días que me llevaron recorrer 1.620 Km.
Por eso mi consejo es que seáis tranquilos y disfrutéis de cada paso, cada palabra, cada conversación, cada imagen y cada instante que el camino os brinde y borréis de vuestra mente las típicas ansiedades y rutinas del camino por que así sera totalmente otra experiencia especial para vosotros sobre el camino.









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